La proliferación de imágenes y textos generados por inteligencia artificial ha transformado las redes sociales, planteando interrogantes sobre la veracidad del contenido y la naturaleza de la interacción en línea. Este artículo explora el fenómeno del «AI slop» y sus implicaciones para las plataformas digitales.
En la reciente edición del boletín de Charles Arthur en Substack, Social Warming, se presentó una fotografía impactante que ilustra el devastador impacto de una «bomba de lluvia» en la región de Valencia, España. Esta imagen muestra una estrecha calle desbordada tras la caída de más de 490 litros de agua por metro cuadrado en solo ocho horas. Este fenómeno natural, que desató una cantidad de agua capaz de mover vehículos pesados como si fueron juguetes, plantea la pregunta de hasta qué punto podemos confiar en lo que vemos en las redes sociales.
La era del «AI Slop»: Los desafíos de la veracidad en las redes sociales
La fotografía, capturada desde un edificio con un teleobjetivo, revela un escenario caótico: alrededor de 70 vehículos desparramados en ángulos absurdos. La sencillez de las imágenes, sin embargo, contrastó con las reacciones en línea, donde florecieron acusaciones de que se trataba de una «imagen de IA, noticias falsas». Este tipo de reacción no es sorprendente en un entorno donde los avances en herramientas generativas como Midjourney o Dall-E han despertado una desconfianza creciente hacia las imágenes y textos que se comparten en línea.
La investigación detrás de la veracidad
Arthur llevó a cabo un ejercicio de investigación que, al estilo de un detective, implicó rastrear a un bar visible en la imagen y verificar su ubicación en Apple Maps utilizando Street View. A través de este análisis, se discutió la extrañeza de que la gente pensara que la fotografía no era auténtica. «Quizás el brillo de los coches y las formas peculiares han influido en su percepción», reflexionó Arthur, sugiriendo que la abundancia de fakes generados por inteligencia artificial ha predispuesto a los individuos a dudar de la realidad.
En este contexto, se hace evidente que las plataformas como Meta están interesadas en mantener a sus usuarios en estado de «engagement». Mark Zuckerberg, en una reciente llamada de ganancias, se mostró entusiasta con respecto a la idea de incorporar flujos de contenido generados por IA, con la esperanza de que esta estrategia pueda enriquecer la experiencia del usuario en aplicaciones como Facebook e Instagram. La lógica detrás de esta decisión es clara: si el contenido artificial fomenta el tiempo de interacción, no se plantea mayor preocupación.
El lado oscuro de la viralidad
El aspecto económico de este fenómeno no debe subestimarse. Después de una investigación de un año sobre esta problemática, se descubrió que el contenido generado por IA también resulta lucrativo para sus creadores. En un recorrido por la India, un analista de viralidad, Gyan Abhishek, demostró cómo imágenes provocativas pueden ser utilizadas para generar ingresos significativos a través de las «me gusta», «comentarios» y compartidos que generan. Según Abhishek, los creadores de contenido viral pueden ganar hasta $100 por cada 1,000 «me gusta», lo que puede considerarse un ingreso considerado fácil por muchos.
Este escenario alimenta un bucle de retroalimentación positiva en el que los creadores de AI slop obtienen beneficios al alimentar los algoritmos de engagement de las plataformas, mientras que las plataformas mismas cosechan las recompensas de un aumento en el compromiso de los usuarios. Sin embargo, esto plantea una cuestión crítica: ¿hasta dónde puede llegar este crecimiento sin regulaciones antes de que las plataformas se vean abocadas a una degradación inevitable en la calidad del contenido?
Conclusión: El futuro del contenido en redes sociales
La tendencia hacia la generación de contenido de baja calidad plantea desafíos no solo para la integridad de las redes sociales, sino también para el público que consume este tipo de información. La cuestión se centra en cómo se manejará la armonía entre el contenido generado por inteligencia artificial y la autenticidad en el futuro de la comunicación digital.