Elon Musk demanda a OpenAI y Sam Altman por ‘traición’ a la misión sin fines de lucro de la IA.

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2024-03-03 00:23:03

Elon Musk ha presentado una demanda contra OpenAI, sus cofundadores Sam Altman y Greg Brockman, y sus empresas asociadas. Alega que los creadores de ChatGPT no han cumplido con los acuerdos originales al buscar beneficios económicos en lugar de enfocarse en la misión inicial sin fines de lucro de desarrollar inteligencia artificial para el bienestar humano.

Musk, quien fue uno de los primeros en respaldar a OpenAI, afirma que Altman y Brockman lo persuadieron para ayudar a establecer y financiar la empresa en 2015, asegurándole que sería una organización sin fines de lucro con el objetivo de contrarrestar la amenaza competitiva de Google. Según la demanda, el acuerdo inicial establecía que OpenAI debía ofrecer su tecnología de forma gratuita al público.

La demanda, presentada en un tribunal de San Francisco la semana pasada, argumenta que OpenAI, considerada la startup de inteligencia artificial más valiosa del mundo, ha cambiado su enfoque hacia un modelo con fines de lucro, centrado en la comercialización de su investigación en AGI, después de asociarse con Microsoft, la empresa más valiosa del mundo, que ha invertido alrededor de 13 mil millones de dólares en la startup.

«En realidad, sin embargo, OpenAI, Inc. se ha transformado en una subsidiaria de facto de código cerrado de la empresa tecnológica más grande del mundo: Microsoft. Bajo su nueva junta directiva, no está solo desarrollando, sino refinando una AGI para maximizar las ganancias para Microsoft, en lugar de para el beneficio de la humanidad,» agrega la demanda. «Esto fue una clara traición al Acuerdo Fundacional.»

La demanda surge tras las inquietudes expresadas por Musk sobre el cambio de enfoque de OpenAI durante el último año. Según el documento legal, Musk hizo donaciones que superaron los $44 millones a la organización sin fines de lucro entre 2016 y septiembre de 2020, convirtiéndose así en su mayor contribuyente durante varios años. Aunque Musk abandonó la junta directiva de OpenAI en 2018, previamente se le ofreció una participación en la división con fines de lucro de la startup, oferta que rechazó por una cuestión de principios.

La red social X, propiedad de Musk, lanzó el año pasado Grok, un competidor directo de ChatGPT.

Altman también ha abordado algunas de las preocupaciones de Musk en el pasado, especialmente en relación con los estrechos vínculos con Microsoft. «Respeto su opinión, aunque difiero completamente en estas cuestiones,» comentó sobre las críticas de Musk durante una conferencia el año pasado. «Estoy comprometido con lo que estamos haciendo y confío en que contribuiremos positivamente al mundo. Trato de mantenerme por encima de esas polémicas.»

El lanzamiento de ChatGPT por parte de OpenAI a finales de 2022 desencadenó una carrera tecnológica en inteligencia artificial, con competidores que aún intentan igualar sus asombrosas capacidades de respuesta, muy similares a las humanas. El CEO de Microsoft, Satya Nadella, hizo una afirmación contundente el mes pasado:

Elon Musk demanda a OpenAI y Sam Altman por traicion Explora la disputa entre Elon Musk y OpenAI sobre el futuro de la inteligencia artificial. Descubre las implicaciones éticas y sociales de esta batalla tecnológica.

Un intercambio de correos electrónicos entre Musk y Altman, presentado como evidencia en la demanda. Créditos de la imagen: Captura de pantalla de TechCrunch

Desentrañando la disputa entre Elon Musk y OpenAI: ¿Qué está en juego?

La reciente demanda presentada por Elon Musk contra OpenAI ha sacudido el mundo de la inteligencia artificial y ha puesto de manifiesto una serie de preocupaciones sobre el rumbo que está tomando esta tecnología. En este artículo, profundizaremos en los detalles de la disputa y exploraremos las implicaciones más amplias de este enfrentamiento entre gigantes tecnológicos.

Un vistazo a la demanda

La demanda, presentada el pasado jueves, alega una estrecha alineación entre Microsoft y OpenAI, citando una entrevista reciente con el CEO de Microsoft, Satya Nadella. En esta entrevista, Nadella afirmó que, en caso de que OpenAI desapareciera, Microsoft posee todos los derechos de propiedad intelectual y los recursos necesarios para continuar con el desarrollo de la inteligencia artificial. Esta declaración ha sido tomada como evidencia de que OpenAI está fuertemente alineada con los intereses de Microsoft, lo que plantea interrogantes sobre su independencia y su compromiso con la misión inicial de servir al bienestar humano.

Otro punto clave de la disputa es el enfoque en el GPT-4 de OpenAI. Musk afirma que esta tecnología constituye una inteligencia artificial general (AGI), cuya inteligencia está a la par, si no superior, a la de los humanos. Sin embargo, alega que OpenAI y Microsoft han otorgado licencias de manera incorrecta para el GPT-4, a pesar de acordar que las capacidades de AGI de OpenAI deberían dedicarse al beneficio de la humanidad. Esta controversia plantea preguntas sobre la ética en el desarrollo y la comercialización de tecnologías de IA avanzadas.

Los objetivos de la demanda

A través de la demanda, Musk busca obligar a OpenAI a cumplir con su misión original y prohibirles la monetización de tecnologías desarrolladas bajo su organización sin fines de lucro en beneficio de los ejecutivos de OpenAI o socios como Microsoft. Además, solicita que el tribunal determine que los sistemas de IA como GPT-4 y otros modelos avanzados en desarrollo constituyen una inteligencia artificial general que va más allá de los acuerdos de licencia. Esto plantea cuestiones fundamentales sobre la responsabilidad y el control en el desarrollo de la IA.

Implicaciones más amplias

Esta disputa no solo se trata de una pelea entre dos empresas, sino que también plantea cuestiones más amplias sobre el futuro de la inteligencia artificial y su impacto en la sociedad. La capacidad de controlar y regular el desarrollo de la IA se vuelve cada vez más urgente a medida que estas tecnologías se vuelven más avanzadas y ubicuas en nuestra vida cotidiana. La resolución de esta disputa podría sentar un precedente importante para el futuro de la IA y su papel en nuestra sociedad.

En conclusión, la disputa entre Elon Musk y OpenAI representa mucho más que una simple pelea legal. Es un reflejo de las complejidades y los desafíos éticos que enfrentamos en el desarrollo de la inteligencia artificial. Es un recordatorio de la necesidad de abordar estas cuestiones con seriedad y responsabilidad, y de asegurar que la IA se desarrolle de una manera que beneficie a toda la humanidad.

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